lunes, 2 de marzo de 2015

El cuerpo como lienzo: Allan Teger



Me fascina la obra de Allan Teger desde que la descubrí en una revista especializada. Sin duda es uno de mis “Me gusta” artísticos más claros. Su manera de convertir el cuerpo humano en un auténtico lienzo y crear sobre él escenas es una auténtica muestra de que el arte puede reinventarse a cada paso y de que, en pleno siglo XXI, todavía no está todo hecho. Con el cuerpo desnudo de sus modelos y pequeñas figuritas de plástico consigue crear auténticos universos.

¿Quién es Allan Teger? Conozcamos primero un poco de su biografía y su modo de trabajar: Allan ha sido “artista a tiempo completo”, como él mismo se define, desde 1981, tras trabajar como profesor de psicología en las universidades de Pennsylvania y Boston. Ese pasado académico y educativo se refleja en su producción, que a menudo parte de elementos vinculados con la mente y la espiritualidad. Con sus creaciones trata, ante todo, de demostrar que pueden existir varias realidades simultáneas y de que ante un mismo elemento es posible capturar varias interpretaciones posibles. Su original trabajo ha formado parte de galerías, revistas e incluso libros de arte.




Aunque en su web, http://teger.com/, también se recoge el trabajo que realiza en forma de collage, su producción favorita para mí son lo que él denomina “bodyscapes”, algo así como una combinación entre las palabras inglesas “body”, cuerpo y “landscapes”, paisajes. Dicho de otro modo, “paisajes del cuerpo”, creadas de un modo absolutamente sorprendente: Teger fotografía determinadas partes de la anatomía humana y añade sobre ellas minúsculas figuras para crear, por ejemplo, un pescador que introduce su caña en un ombligo, o unos esquiadores que se deslizan por las piernas. Son siempre creaciones en las que conviene detenerse para analizarlas y descubrir todos sus pequeños detalles, y que constituyen, sin duda, un desafío para la mente.

Tejer no sólo crea bodyscapes, aunque sean estas las creaciones que le han otorgado mayor fama a nivel mundial. También produce collages por transferencia, escaneando fotografías antiguas e imprimiéndolas en un material especial que permite que luego se transfieran  a la acuarela. A ellas añade luego diversos objetos, que van desde documentos hasta sellos de gama, para crear una imagen única e irrepetible. Como veis, intenta innovar al máximo tanto en sus temas como en sus materiales y eso que, cuando comenzó a trabajar como artista, lo hizo sin una formación previa, de manera completamente autodidacta. Ello no le ha impedido que en la actualidad sus escenas, en las que mezcla cuerpos humanos y pequeñas figuras, le hayan granjeado un gran reconocimiento, tanto por parte de aquellos que aman la fotografía artística como por parte de aquellos a los que les gusta encontrar un punto de humor en las imágenes, que sin duda también juegan con valores como la ironía y la picaresca.

Dado que Teger empezó con sus bodyscapes desde 1975, en la actualidad son numerosas las fotografías que componen esta serie. La idea para comenzarla vino de su interés por la psicología y por plantear un tipo de fotografía que pudiese ayudar a plasmar muchas de las ideas en torno a la mente que él mismo como profesor enseñaba diariamente. Él mismo ha afirmado en diversas entrevistas que está convencido de que el arte puede ser divertido y serio a la vez, y que el artista debe involucrar al espectador en sus obras para completar la experiencia. Creo que sin duda lo ha conseguido con esta serie, pues es imposible no sentirse partícipe de sus bodyscapes y no pensar en el original proceso que su autor ha tenido que llevar a cabo para convertir estas artísticas miniaturas de su mente en realidad.

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