jueves, 2 de abril de 2015

Coworking, un modelo de trabajo humano y colaborativo



Hoy quiero presentaros en mi post una manera de trabajar de la que seguramente habéis oído hablar ya, pues últimamente se ha puesto muy de moda en España. Enlaza directamente con mi pasión por la optimización de los recursos, pues también en el ámbito laboral podéis hacerlo, especialmente si, como yo, sois freelance pero no queréis sentiros aislados en vuestra burbuja. Todos los que trabajáis por vuestra cuenta seguro que coincidiréis conmigo en que está muy bien eso de que cada uno se imponga sus propios horarios, pero a veces lo de trabajar en pijama y desde la cama puede terminar por conducirnos al aislamiento más absoluto, y la flexibilidad de horarios es también muy sencillo que termine en descontrol absoluto y en horas de mas pasadas frente a la pantalla del ordenador. A todos estos “males” intenta poner remedio el coworking. Os preguntareis que significa la palabreja. “Coworking” es un neologismo ingles que viene a significar algo así como “cotrabajo”, o dicho de otro modo, un espacio físico compartido por diferentes profesionales para trabajar en sus propios proyectos pero también favoreciendo la creación de sinergias compartidas.



Las ventajas del coworking son muchas: la primera obviamente es de orden económico, ya que a lo mejor no puedes pagarte un alquiler para ti solo, pero si un pequeño espacio en una oficina compartida. Pero los puntos positivos van mas allá de la cuestión monetaria: romper el aislamiento, intercambiar proyectos y conocimientos… Imagina, por ejemplo, un coworking en el que trabajan un periodista y una ilustradora que se deciden a emprender un proyecto conjunto de un documental sobre mujeres dibujantes. O que en uno de estos espacios se conocen una arquitecta y un gestor de proyectos de cooperación que deciden viajar a África para construir viviendas sostenibles. Quizás fuera del coworking nunca se habrían conocido, pero estos espacios compartidos le permiten poner sobre el tapete sus intereses en común y sus potencialidades. 

El coworking es ya todo un movimiento global, que ha ido modificando el modo de trabajar y de interactuar laboralmente, creando espacios más relajados, que me encantan porque rompen con la idea de que el trabajo tiene que ser algo extremadamente jerárquico y aburrido. Imagina que en un mismo espacio pueden convivir profesionales de Internet, diseñadores, escritores, periodistas… Imagina la cantidad de ideas por metro cuadrado que caben en esos espacios, en los que cada uno de ellos tiene su escritorio individual y acceso a Internet. El hecho de que exista una comunidad global de coworkers en países tan dispares como Estados Unidos, Francia, Australia o México favorece mucho la posibilidad creciente de convertirse en “nómadas digitales”, es decir, profesionales que pueden viajar por todo el mundo, porque su única herramienta de trabajo es un ordenador portátil.

En España el fenómeno ha adquirido una inusitada vitalidad en muy poco tiempo, y prueba de ello es que una lista elaborada hace unas semanas ha concluido que Barcelona y Las Palmas son dos de las mejores ciudades del mundo para el coworking. El ranking ha sido elaborado teniendo en cuenta la calidad de vida que ofrecen, las comodidades o el precio de los espacios. En el resto de Europa, Amsterdam y Praga son dos de las mejores opciones.es.

Solamente en Barcelona hay mas de cien espacios de coworking, y unos quinientos en toda España. Lo cierto es que la tendencia no deja de crecer, al hilo de la cada vez mayor preferencia de la gente por espacios colaborativos y humanos, en los que no se trate unicamente de cumplir un horario, sino también de trabajar a gusto y compartiendo conocimientos. Lejos de ser una tendencia efímera, todo parece indicar que el coworking ha venido para quedarse.

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