Si hay algo que recuerdo de mi infancia son las largas
tardes de verano, jugando con mi primo en el campo. Teníamos juguetes muy
simples en los que la imaginación se desbordaba para hacer de un poquito de
tierra o de cualquier recipiente todo un universo. Veinte años después de mi
infancia las cosas han cambiado, y
mucho. Cada vez los niños cuentan con un mayor número de juguetes
disponibles, a menudo hechos en plástico u otros materiales desechables, que
sin tardar mucho tiempo acabarán descartados en el desván. Aunque yo también
soy hija de una época en la que los
juguetes comenzaron a masificarse, hoy quiero hablaros de aquellos
hechos en madera que hicieron la delicia de nuestros padres y abuelos. Sabéis
que me encanta lo sostenible, y en los juguetes también es posible encontrar
algunos realizados en materiales naturales, de gran resistencia y por supuesto
respetuosos con el medio ambiente. Cada vez son más numerosas las tiendas y
páginas web que venden este tipo de productos, que permiten unir diversión y
sostenibilidad. Desde mini carretillas hasta cunitas para muñecas o casitas en
las que crear todo un mundo mágico.
Pero en el post de hoy os propongo ir un poco más allá y
construir vuestros propios juguetes de madera. Se trata de una opción de ocio
genial para compartir con vuestros hijos, que podrán aprender cómo se divertían
sus mayores al tiempo que crean sus propios juguetes, lo que sin duda aumentará
su interés por ellos y les dará la medida de cuánto cuesta crearlos y, por
tanto, inculcará en ellos el deseo de mantenerlos durante un mayor período de
tiempo. Al fin y al cabo, se trata también de involucrarles el valor de hacer
algo con sus propias manos y de valorar el esfuerzo y costo que implica crear cualquier objeto, por pequeño que este sea.
En numerosas páginas web se recogen tutoriales para
enseñaros cómo fabricar juguetes de madera muy diversos, por lo que aquí lo que
quiero es presentaros algunas ideas inspiradoras y que no resulten
excesivamente complejas. Por ejemplo, un puesto para frutas que podemos emplear
en el clásico juego de las cocinitas. En este caso, la madera de la estructura
puede completarse con bonitas telas para crear las baldas, que pueden estar
decoradas en función de los gustos de cada persona. Una cuna es otro de los
objetos que puede reproducirse en madera con relativa facilidad, y que es de
los más empleados en los clásicos juegos de familias. Si queréis aportarle
color podéis simplemente darle toques de diversas tonalidades con una pintura comprada al
efecto. Con unas tablas un poco mayores podemos crear un armario e ir
completando así una habitación en miniatura. Con detalles como pomos de
cristal, por ejemplo, aportaremos un toque todavía más original al armario. Las
cajas de madera, por ejemplo las de fruta, pueden convertirse con una sencilla
mano de pintura en baúles para juguetes o incluso en casas en miniatura que
podemos subdividir con cartones en su interior para crear las diferentes
estancias. Incluso, si sois más mañosos, otra opción es reutilizar muebles que
ya no empleéis y vayáis a tirar y convertirlos en mobiliario para una
hipotética casa a tamaño casi natural. Los yoyos también son otro de los juguetes que han trascendido épocas y que se realizan, en su versión tradicional, con un material tan natural como la madera.
Antiguamente era muy común que los niños y niñas jugasen con
objetos artesanales hechos por sus padres o abuelos, y es innegable que la cosa
ha cambiado mucho hoy en día. Pero es innegable también que todo lo hecho a
mano, y en el caso de los juguetes de manera especial, tiene un plus de cariño
y esfuerzo que le aporta una esencia única y lo hace especial. Frente a la masificación
de las grandes cadenas, reivindiquemos un trocito de los productos más
artesanos.